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Lengua de señas, un idioma que busca saltar la barrera del barbijo 

GENERAL 04/09/2021 Josefina Echezárraga Josefina Echezárraga
señas

El pasado domingo se celebró el Día Nacional de la Lengua de Señas y el próximo 19, es el Día de las Personas Sordas. Ante estas dos fechas trascendentes, Quintaesencia entrevistó a profesores y trabajadores de la escuela especial N° 9 para sordos Helen Keller, de la ciudad de Corrientes. Consideramos oportuno conocer sus historias, las barreras que profundizó la pandemia y la lucha silenciosa -pero que se hace sentir-, contada por sus protagonistas. 

Ante el pedido de entrevista con esta revista, Mariana Escalante, quien es la directora de la escuela Helen Keller, no dudó en invitarnos a asistir al establecimiento para que sean las propias profesoras en su lengua natural, pudieran contar las distintas etapas que fueron atravesando en este tiempo. Algunos de ellos, inclusive, fueron alumnos de la institución.

El espacio definido para la entrevista fue el aula principal de la escuela, donde el personal del turno mañana contó que en la actualidad, son más de 50 los alumnos que asisten a la institución. Sonia, quien es maestra de grado en la institución, es hablante, pero decidió estudiar la lengua de señas y se ofrece como traductora, aunque la charla se hace fluida, es que un gesto, una mirada, comunican. “Antes de comenzar, pido permiso para sacarme el barbijo, así mis interlocutores pueden leerme los labios”, dijo y todos asintieron con la cabeza hasta con un poco de alivio.  

Mercedes, María Eugenia, Rosendo, Isabel, Beatriz, Elena, Nora, son los entrevistados y Sonia, el puente. Durante la charla, se entrecruzan emociones que van desde la alegría que genera risas, hasta la preocupación que queda en evidencia y no requiere traducción alguna. Mariana, la directora, en tanto se constituyó en oyente y destacó: “Hoy, las estrellas son ellos”.  

¿Qué es la lengua de señas? 

María Eugenia: Es nuestra lengua natural, suelen decir lenguaje, pero ese es un error, porque es nuestro idioma, no es un lenguaje, es una lengua.

Rosendo: La lengua de señas es nuestra forma de comunicarnos con nuestro entorno, tener una vida social, un trabajo. Tiene modismos, como cualquier lengua, cada país tiene la suya por ejemplo en Brasil, tienen la propia. En Argentina, cada provincia tiene sus propias adaptaciones. 

¿Qué situaciones se dan en el cotidiano? 

Beatríz: La gente cuando ve que somos personas sordas, muchas veces por desconocimiento o por miedo, se alejan. Nosotros podemos hacernos entender, pero nos pasa mucho que la gente no tiene paciencia y ahí comienzan los problemas, sobre todo en los lugares públicos o para hacer un trámite. 

Mercedes: Somos personas que estamos acostumbrados a hacer todo, acá trabajamos, pero hay muchos lugares donde la gente no quiere atender a una persona sorda y no sabe que podemos escribir, que podemos leer los labios solo necesitamos que nos den la oportunidad de comunicarnos, eso pasa mucho. 

Elena: Tengo un hijo de 20 años que es quien me acompaña a todos lados, pero hay lugares o médicos como la atención ginecológica que él no puede entrar, ahí sí se dan problemas, la sociedad está avanzando, pero aún falta más integración. 

Mercedes: Siempre decimos que no podemos escuchar, pero desarrollamos muchos otros sentidos. Leemos los labios y sabemos lo que la gente está diciendo, siempre que hable con buena modulación y despacio. Ahora con el uso del barbijo, los problemas aumentaron porque no podemos leer los labios ni la gestualidad. 


"Con el uso del barbijo, los problemas aumentaron porque no podemos leer los labios ni la gestualidad."


Sonia explica: La lengua de señas usa la gestualidad, pero también el espacio, un abrazo, comunica un montón de cosas. 

Si bien el año pasado se dio a conocer el uso de barbijo inclusivos que tienen la parte de la boca transparente, la realidad es que su uso no logró expandirse. La charla permitió conocer en primera persona las limitaciones que trajo aparejada la pandemia, que situaciones nuevas se dan y cuales se han agravado. 

Es que el grupo conoce a fondo la realidad de quienes se comunican por lengua de señas y a su vez enseñan el idioma a los niños sordos. “La verdad es que el barbijo nos vino a complicar, tanto para nuestro desarrollo social, como así también en la enseñanza en las aulas”, resaltó Mercedes. 

María Eugenia agrega: “Las máscaras transparentes permiten que podamos leer los labios y ver los gestos, pero para nuestro uso personal no es cómodo porque la lengua tiene muchas señas que son con movimientos rápidos sobre el rostro, la máscara nos limita, al igual que el barbijo”. 

¿Cuál es la mejor opción? 

Rosendo: La paciencia. Sus compañeras concuerdan con la respuesta. 

Beatríz: En los lugares públicos es mejor si hay un vidrio o los plásticos y quien nos habla, se saca el barbijo para que podamos leer sus labios, esa es una buena salida. 

Ir al banco, a pagar una tarjeta de crédito o simplemente hacer una consulta en un comercio -todo-, se vuelve más complicado con el barbijo y destacaron que, si bien se van dando pasos respecto a la inclusión, aún faltan muchos más. 

El hermoso lenguaje de los gestos 

Imperceptibles, silenciosos, pero cargados de sentido, son los gestos los que nos comunican, un lenguaje que no necesita traducciones, un modo de decir que llega al corazón, un hermoso intercambio donde no hay malos entendidos. En el último año, su fuerza se apagó y mientras muchas personas lo percibieron, muchas otras, no. 

Sobre este tema, todos tenían cosas para decir. Mercedes se apresuró a mostrar la diferencia, sonrió con el barbijo puesto, luego se lo quitó y mostró su sonrisa. El ejemplo bastó para comprender -en esencia-, lo que nos quería decir y es que al ver la sonrisa, todos reímos, y al sonreír comprendimos el valor inmenso que había en ese sencillo acto. 

Mercedes: El barbijo nos quita dos de nuestros puntos de apoyo en la comunicación, tanto entre personas sordas como así también cuando interactuamos con hablantes, no es que estemos pidiendo que la gente no los use, porque nosotros lo usamos, pero sí vemos que hay situaciones  donde nosotros perdemos parte de la información, también les pasa a las personas hablantes, hay un algo que no vemos. 

En este sentido, ¿qué pasa con los chicos? 

Nora: Estamos en un proceso de adaptación, pero creemos que los chicos tendrán más dificultades para aprender a leer los labios o entender el lenguaje gestual. Quienes ya lo usamos, debemos acostumbrarnos a la pérdida de estos apoyos, por eso es que pedimos paciencia a nuestros interlocutores. 

María Eugenia: Ellos aprenden rápido y se adaptan a todo, creo que lo más difícil ya pasó, que fue el aislamiento, la virtualidad, dejó a muchos niños sordos aislados en sus casas, porque en muchos casos esta escuela era su único lugar para socializar. Para todos fue difícil, pero muchos tuvieron que atravesar un doble aislamiento, hoy poco a poco lo vamos recuperando. 

Hablar con ellos abre un mundo, nos permite hacernos preguntas que antes no nos habíamos realizado, analizar todo desde otro lugar. 

¿Cuáles son los errores más comunes de los hablantes? 

Mercedes: Que nos digan mudos, no somos mudos, nos podemos comunicar, tenemos voz para pelear por nuestros derechos. Hay un concepto erróneo que es que, las personas sordas son mudas, no lo somos. Agunos como yo, podemos aprender el lenguaje hablado porque nuestras cuerdas vocales están bien, otros pronuncian sonidos, pero todos podemos hablar en nuestra lengua y con quienes quieran comunicarse con nosotros. 

La respuesta es concreta, sincera, sale del corazón y deja en evidencia, un error que se comete muchas veces desde la ignorancia, pero también desde la falta de cercanía. 

"No somos mudos, nos podemos comunicar, tenemos voz para pelear por nuestros derechos."

María Eugenia agrega: Cuando los hablantes están con una persona sorda tienden a hablar muy rápido o en voz alta, gritar hace que la boca se abra más y se nos hace más difícil entender lo que dicen. 

Resaltan que los malos entendidos son una constante. “Ocurren porque la gente no sabe que tiene que hacer y en lugar de tratar de entendernos, se va”, resume Beatriz. 

Acceso a la salud 

Uno de los temas de la charla también fue lo difícil que es el acceso a servicios médicos. “La pandemia nos preocupó porque nos enfrentó a nuevas situaciones, la posibilidad de tener que estar aislados en un centro de salud, nos genera preocupación porque el solo hecho de ir al médico es bastante complicado”, explica Mercedes. 

Por su parte Nora remarca que la salud mental es de muy difícil acceso. “Ir al psicólogo o al psiquiatra, se nos hace muy complicado porque la mayoría de los profesionales no permiten que ingrese otra persona entonces, son servicios médicos a los cuales nos cuesta acceder o directamente, nos quedamos fuera”, resalta. 

El tema los preocupa, la pandemia obligó a mirar en detalle aspectos que antes si bien estaban presente, no eran parte de la agenda, pero hoy lo ven como una necesidad. “Son situaciones que son parte de nuestra realidad, creemos que todo avance que podamos lograr es un paso hacia adelante para los niños que hoy en están en la escuela, que, así como nosotros les toca adaptarse a una sociedad a la que aún le falta trabajar en la integración, en la igualdad”, resumen. 

La familia como sostén 

La mayoría de los entrevistados tienen pareja e hijos, algunos tienen parejas sordas y otros, no. Cuentan que en el caso de que una pareja sorda tenga hijos, a estos niños oyentes se los conoce como CODAS. En el mundo, se realizan conferencias y encuentros ya que son niños que desarrollan ambas lenguas como lenguas naturales y a su vez, comprenden ambas culturas. 

María Eugenia: Mi pareja y mi hijo son hablantes, cuando los encuentro hablando rápido los freno, ¿de qué están hablando ustedes dos?, les digo. Nuestras familias quizá son un poco distintas, pero sin duda nuestros hijos, son nuestras luces. 

Elena: Nuestra familia es todo para nosotros, es nuestro lugar seguro, son en quienes nos apoyamos todo el tiempo y a quienes les mostramos que una capacidad diferente es eso, un camino distinto, nada más. 

Antes de finalizar el grupo, no duda en cambiar de roles y comienzan a realizar preguntas a quien hasta ese momento los entrevistaba: “Queremos saber dónde va a salir la nota, la queremos leer y compartir, si hay errores te vamos a escribir”, resume Mercedes, quien admite ser muy estricta con la gramática y la ortografía.  

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Docentes del turno mañana de la escuela Helen Keller.


Conocé a nuestros entrevistados:

Mercedes (34), es profesora desde hace 10 años en la escuela Helen Keller. Fue alumna de esa escuela y al finalizar sus estudios, decidió avanzar y volver para darle a los niños lo mismo que ella pudo tomar. Resalta que enseñar, le alegra sus días. 

María Eugenia (37), es profesora en la institución y destaca que el lugar más allá de brindar educación, es un sitio de contención y desarrollo. 

Rosendo (50), es referente de la lengua de señas en la escuela, pero además es profesor de arte y dibujo en el IPEC y es muralista, su firma está en los murales esgrafiados ubicados por avenida Italia. 

Isabel (54), desde hace 29 años trabaja en la Helen Keller, pero asiste desde el nivel inicial. “Tengo una vida en este lugar y todavía no me quiero ir”, resume. 

Beatriz (39), es referente de la lengua de señas y desde hace 16 años trabaja en la escuela.   

Elena (52), trabaja desde hace 29 años en la escuela y desde su llegada realizó varias tareas, entre las que se destaca su amor por el arte, las manualidades y la enseñanza de bordado y tejido. 

Nora (50), hace 16 años trabaja en la escuela y ama la actuación. Recientemente participó de la película, “Las mil y una”. 

Mariana Escalante, la directora, resalta que tanto el personal del turno mañana como el de la tarde, “nos acompañan desde hace muchísimos años. En mi caso estoy desde hace cinco pero ellos me ayudan, son personas que aman lo que hacen y estar acá, realmente es una bendición”. 

Sin dudas, conocer estas historias nos enseñan a abrir los ojos y nos permite ver que para entendernos, solo hacen falta ganas. 

Las redes de la escuela son: 

Facebook: Helen Keller escuela especial 

Instagram: especial N°9 Helen Keller


 

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